El masaje genital

El masaje genital

Cómo hacer un masaje de vulva o de pene

Cuando de placer se trata, solemos seguir el patrón que nos lleva al clímax y poca atención queda para descubrir el poder erótico de los genitales... ¡Hasta hoy! Vamos a enseñarte a disfrutar de la magia y del poder de los masajes genitales.

El masaje genital, como su nombre indica, es sencillamente un masaje en los genitales. En principio, el masaje y la masturbación son cosas diferentes, ¡aunque una cosa siempre puede llevar a la otra (si es lo que os apetece)! 

Explora el placer erótico de los genitales con estos masajes

Lo primero: ¿qué necesitas para que sea todo un éxito?

Crea ambiente y prepárate

Un masaje, aunque sea de genitales, debe ser relajante y placentero: una buena música y olores divinos nos pueden ayudar. Así que enciende un par de velas de masaje para que perfumen la habitación y pon un poco de música suave que os ayude a entrar en calor.

Con estas mismas velas o con un aceite de masaje especializado, tus manos resbalaran con mucha más facilidad y evitarás la fricción, asegurándote un masaje de 10.

 

Consejo: empieza por otras partes del cuerpo como el cuello, la espalda o los glúteos antes de centrarte en los genitales.

 

Masaje de pene

Es hora de acariciar: acaricia sus testículos y el tronco del pene con suavidad usando la palma de tu mano y luego con las yemas de tus dedos, moviéndolas en círculos.

 

Podemos ayudarnos con un vibrador de dedo como Tito para estimular las zonas erógenas. De esta forma, las caricias serán mucho más intensas.

Ahora centra el masaje en la base del pene, en el área del hueso púbico, ya que ahí acumulamos mucha tensión. Con las palmas, haz movimientos circulares en esta área para ayudar a liberar la tensión acumulada.

 

Con la palma de tu mano llena de aceite, aprieta suavemente la base del pene con tu mano derecha y deslízala hacia el glande. Antes de llegar al final, repite el mismo movimiento con tu otra mano.

 

Ahora, haz algo parecido al anterior movimiento, pero al revés. Rodea el glande con tu mano y deslízala hacia la base del pene. Antes de llegar al final, repite el movimiento con tu otra mano.

 

Es momento de darle protagonismo al glande. Así que, con una mano, coge la base del pene para evitar que se mueva y, con la palma ahuecada de la otra, frota el glande como si estuvieras exprimiendo un limón.

 

 

 

Masaje para vulva 

Acaricia el pubis con movimientos circulares con la palma de tu mano. Esto ayudará a relajar las tensiones acumuladas en la zona pélvica. No dudes en jugar con el vello y acariciarlo. Gracias al aceite, esa zona estará resbaladiza y no le harás daño, sólo habrá espacio para el placer.

 

Paso 3: tened en mente que es un masaje exploratorio, es decir, no hay prisa. Simplemente disfrutad el momento.

 

Es turno de los labios mayores o externos, esos que están por la parte exterior. Con la yema de tus dedos, coge un labio (luego irás al otro) y haz presión de forma circular. Prueba cambiando de intensidad, de ritmo...

 

Aquí también puedes probar a potenciar las sensaciones con el vibrador de dedo Tito.

Después de estimular los labios mayores o externos, pasarás a estimular los labios menores o internos. Acarícialos de arriba abajo. Si los labios menores sobresalen es perfecto para jugar un poco más con ellos: prueba de estirarlos con mucho cuidado con la yema de tus dedos.

 

Por último, céntrate en el clítoris, pero juegues con él de manera directa (al menos por ahora). Con tus dedos pulgar e índice, rodea el capuchón de clítoris y apriétalo cuidadosamente. Estimula con las yemas del pulgar y el índice el capuchón.

 

Truco: alterna el masaje genital con el resto del cuerpo. Así mantendrás más rato la excitación y las sensaciones se multiplicarán.

 

 

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Recordad que esto puede durar todo el tiempo que queráis, así que dejad móviles, relojes, mascotas y cualquier tipo de distracciones fuera de la habitación y regalaos este momento para vosotrxs.

 

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