¿Por qué nos cuesta tanto entender que a las personas con discapacidad les gusta el sexo?


Si cogemos todos los tabúes sobre el sexo y todos los tabúes sobre la discapacidad y los juntamos para hablar de sexualidad y discapacidad, el resultado es un ultratabú que puede hacer explotar la cabeza a mucha gente. Y es que los mitos, estigmas y eufemismos se crean para no tener que hablar de ciertas cosas. En este caso, hablaremos de los principales mitos que giran en torno a las personas con diversidad funcional y el sexo.

Muchos tabúes y mitos sobre el sexo están siendo derribados, cada vez nos cuesta menos hablar de sexo por el cambio social que estamos viviendo. Sin embargo, parece que no conseguimos normalizar que las personas discapacitadas tienen sexo. Esto puede volverse en nuestra contra, ya que todxs corremos el riesgo de ser personas discapacitadas en cualquier momento; ya sea por un accidente, una enfermedad o por envejecimiento. Nuestra incapacidad para hacer según qué cosa puede llegar en cualquier momento, y cuando esto ocurra, ¿cómo te sentará que te infantilicen o te discriminen?

Pues mal. La negación de la identidad y dimensión sexual es un problema que afecta al 15% de la población mundial. En el mundo, mil millones de personas viven con algún tipo de discapacidad. En esta línea, hay que tener en cuenta que hay muchos tipos de discapacidad: física, motora, intelectual, psicosocial, sensorial, múltiple y visceral; algunas son desde nacimiento, otras son adquiridas. Además, la discapacidad puede darse en muchos grados diferentes, afectando en mayor o menor medida a la autonomía de la persona. 

En definitiva, las personas con discapacidad tienen el derecho y las ganas de disfrutar de su sexualidad sin tapujos. Por este motivo, vamos a desmontar los grandes mitos respecto a la sexualidad y la discapacidad. 


1. Son asexuales: no les interesa el sexo ni tienen deseo sexual

Nada más lejos de la realidad. Todxs somos seres sexuales porque la sexualidad es una dimensión más de la vida de cualquier persona. A menudo, por intentar proteger a las personas con discapacidad, se les ha infantilizado con el tema de la sexualidad. Como si eso del sexo no fuera con ellas. La realidad es que sí que tienen interés por el sexo y sí que quieren tener sexo, pero muchas veces no disponen de la información ni los recursos necesarios para llevarlo a cabo. Hay que tener en cuenta que el deseo sexual es algo involuntario, está en el cerebro y es clave para disfrutar del erotismo y la sexualidad. 

 

2. No pueden tener sexo

El sexo va mucho más allá de la penetración. La sexualidad es un espectro muy amplio, y el sexo abarca tantas prácticas como te puedas imaginar. Incluso si una persona tiene una discapacidad física que le afecta a su respuesta sexual (como, por ejemplo, la erección o la eyaculación), esto no significa que no pueda tener sexo. 


3. No pueden tener orgasmos

¿Sabías que para tener un orgasmo no hace falta la estimulación de los órganos genitales? Sí, has leído bien, se puede tener un orgasmo mental y se llama paraorgasmo. Tener una discapacidad no quiere decir que haya que renunciar al placer. El cerebro y la piel son los órganos sexuales más importantes. Se trata de ampliar las zonas erógenas y experimentar. 


4. No son deseables

Vivimos en una sociedad hipersexualizada, y la mayoría de personas no nos encontramos dentro de los estándares de belleza. Si pensamos que una persona por el simple hecho de tener una discapacidad no puede tener pareja, es porque implícitamente asumimos que no es deseable. La atracción física es totalmente subjetiva, ¿o acaso te gusta todo el mundo?

Cada vez nacen más proyectos y movimientos para acabar con el estereotipo de que las personas discapacitadas no pueden ser sexys, como esta nueva generación de modelos que han decidido transformar la industria desde dentro.  


5. No pueden tener hijxs

Otro mito muy común es pensar que las personas con discapacidad no deberían tener hijxs si su discapacidad se transmite genéticamente. ¿Qué hay de malo en tener una discapacidad? Muchísima gente que vive con una discapacidad es feliz y están muy orgullosxs de ser como son. 

Además, el número de discapacidades que afectan a la fertilidad o al sistema reproductor es muy pequeño. Hay que tener en cuenta que, aun si se tiene incapacidad para tener hijxs, siempre están las opciones de adopción o acogida. 


6. Tienen que pagar por tener sexo

Son muchas las personas que no pueden acceder a su propia estimulación. No obstante, cuentan con alternativas para hacerlo posible, como los juguetes sexuales adaptados o la asistencia sexual. Lxs asistentes sexuales son personas que ayudan a aquellas con diversidad funcional a poder disfrutar de su sexualidad. ¿Cómo? Dándoles la oportunidad de acceder a su cuerpo con otras manos. No tiene nada que ver con la prostitución. Al contrario, lxs asistentes sexuales actúan más como terapeutas, acompañando a la persona usuaria en el propio proceso de conocimiento de su sexualidad. 


7. Son una carga para sus parejas

El hecho de tener una discapacidad no tiene por qué ser sinónimo de depender de una tercera persona para realizar las actividades de la vida diaria. Y en ningún caso significa que la discapacidad provoque que la relación de pareja sea menos satisfactoria o que tengan menos que aportar.  

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Para terminar, si te has quedado con ganas de saber más sobre este tema, te recomendamos el documental Yes, we fuck!, que aborda la sexualidad de las personas con diversidad funcional de una manera exquisita. Además, son muchas las personas con discapacidad que están alzando la voz y derribando estigmas. Un ejemplo de ello son Shane y Hannah, una joven pareja que no tiene miedo de mostrar su vida, su relación y su intimidad con mucho sentido del humor. Pásate por su canal de YouTube, ¡te advertimos que te van a enamorar!

 

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