BDSM

Cómo iniciarte en el BDSM: nivel intermedio

Glosario para erotizar y verbalizar tus fantasías más secretas

El Journal of Sex Research publicó un estudio muy interesante que trataba de dar explicación a la razón por la que este tipo de prácticas pueden resultar placenteras. La conclusión es que no hay una razón evidente, no es algo para curar traumas antiguos, sino simplemente fantasías que se quieren llevar a cabo.

Las razones para practicarlas incluyen sentir dolor, ceder el poder, alcanzar estados alterados de conciencia, relajarse y repetir el aprendizaje pasado.

El BDSM no es más que la erotización de la cesión consensuada de control, de los azotes, de las cuerdas, del dolor, de todo esto o de solo una de estas partes, siguiendo una serie de reglas y roles establecidos.

La comunidad BDSM, al igual que cualquier cultura, tiene su propia simbología, como su bandera con el triskel en la que se representan las tres partes de las subculturas B/D, D/s y S/M.

Bandera BDSM

Placer más que sexo

En las prácticas BDSM no tiene por qué haber penetración ni tampoco estimulación de los genitales.

El placer es el juego que se establece entre la persona dominada y la dominante.

En el Shibari, por ejemplo, la persona atada encuentra el placer en el contacto del yute con su piel o las marcas que la cuerda le dejan en el cuerpo. Puede haber coito, pero ese no es el objetivo, el recorrido y el juego son las partes fundamentales para crear placer.

Consentimiento

El BDSM se fundamenta en el concepto VICSS: relaciones voluntarias, informadas, consensuadas, sensatas y seguras, para evitar que se den relaciones de abuso.

El sexólogo José Hita lo explica así:

Primero, debemos recalcar que existe un amplio acuerdo dentro de la comunidad BDSM en el que defendemos que en todas las prácticas que se realicen tiene que haber consenso: prácticas consensuadas, seguras y con todxs lxs participantes en pleno uso de sus facultades. No basta con que exista un consentimiento expreso, se necesita un consenso en el que se pongan en común los deseos y los límites de todxs lxs participantes. Una de las partes cede el control a cambio de tener una experiencia sexual, llegando a un consenso sobre lo que supondrá esa cesión.

  • Si se cede el control bajo coacción, no es BDSM.
  • Si se cede el control en una situación desigual, no es BDSM.
  • Si se consiente ceder el control, pero no hay deseo, tampoco es BDSM.
  • Si no hay consenso, por supuesto que no es BDSM.
Tal es el nivel de consenso, que la escena se puede detener de un plumazo con una palabra de seguridad acordada previamente, sin preguntas ni cuestionamientos. En el BDSM está muchísimo más claro que no es no.”

Reglas y roles claros

  • Tiene la responsabilidad de conocer a la otra parte, controlar y conocer todos los riesgos asociados a las prácticas que se realizarán y tener a mano los elementos necesarios para solucionar cualquier problema que pueda surgir durante la práctica (ej.: en el Shibari siempre hay que tener cerca unas tijeras para cortar las cuerdas en el caso de que la persona atada sienta molestias o daños extremos).
  • Tiene que alinearse con la persona dominada y tener siempre presentes sus límites, sus líneas rojas y sus deseos. Debe fijar la intensidad de la sesión de forma que sea lo suficientemente intensa para que la otra persona disfrute, pero sin pasarse, y teniendo en cuenta a su vez que demasiada poca intensidad hará que la sesión sea aburrida.
  • Puede innovar y sorprender a la otra persona, explorar sus límites sin cruzar la frontera de sus límites duros, pero sin caer en la rutina de repetir lo que sabe que una vez fue un éxito.
  • Se le presenta la oportunidad de hacer que la persona dominada viva una experiencia maravillosa para satisfacer sus deseos, que quiera repetir, y, a la vez, el reto de disfrutar de la dominación con todo este peso sobre los hombros.
  • Debe ser muy comunicativa dentro del juego y tener la capacidad de decir la palabra de seguridad cuando no quiera seguir adelante. Después de eso, solo queda, dejarse llevar, confiar en la otra parte, sentir y entregarse.
  • Establecerá las reglas del juego, hará su playlist con sus deseos para que sus fantasías puedan llevarse a cabo.
  • A pesar de ser la dominada, la persona bottom es la que más control tiene, ya que es quien decide lo que se hará y lo que no y tiene las claves para que siga o se pare el juego. A veces, para ganar el control, tienes que renunciar a él.
  • La persona que cede el control tiene el poder de manera pasiva.

Switch

Según el artículo ya citado del Journal of Sex Research, vale la pena señalar que un subgrupo significativo de practicantes del BDSM (aproximadamente el 30%) alternan entre bottom y top, dependiendo de diferentes factores (su estado de ánimo en el momento, el sexo o la identidad y el género de la otra persona, etc.).

Ya seas top, bottom o switch, lo fundamental es disfrutar de la confianza de la otra persona y quitarse de la cabeza la idea de una pobre esclava sexual forzada a satisfacer los deseos de su amo, y empezar a pensar en una relación entre iguales donde la parte que asume el control está al servicio de la parte que lo cede, y viceversa.

Playlist

En el BDSM el placer se consigue a través de la erotización del juego. Por eso es importante tener una fase previa con una declaración de intenciones, hablar sobre qué vas a hacer y cuáles son las líneas rojas, y crear una lista de las cosas que van a ocurrir. Esta lista de deseos la hace la parte que cede el control, quien define hasta dónde quiere llegar con la otra persona.

Checkpoints

A lo largo de la sesión de juegos es muy importante ir haciendo una serie de comprobaciones y asegurarse de que la práctica es placentera para ambas partes. Se pueden ir haciendo preguntas para saber que todo va bien, o simplemente verlo con la mirada. El feedback es esencial para saber cómo va la sesión y empatizar con las distintas partes que participan en el juego.

Cesión de control

Uno de los temas más controvertidos de la práctica es la cuestión de que una persona cede el control de su cuerpo o su mente a otra. Pero Jose Hita nos hizo reflexionar sobre este tema: “Pensemos en cualquier situación de nuestra vida en la que entregamos el control de forma consensuada (recordemos: sin consenso no es BDSM) y veamos quién está al servicio de quién. ¿Estoy al servicio del conductor de un taxi porque le cedo el control para que conduzca y me lleve a mi destino? ¿Estoy al servicio de un masajista porque le cedo el control para que me descontracture la espalda? ¿Entonces por qué nos cuesta tanto entender que la persona atada está disfrutando de la experiencia que le proporciona la parte que ata?”.

Aftercare

Tal y como explicamos en el artículo El placer sexual en tres actos: cuidados previos, sexo y cuidados posteriores, el aftercare es un componente fundamental en la práctica del BDSM y consiste en todos esos cuidados, tanto a nivel físico como emocional, que se dan después del sexo. Estos cuidados pueden ser masajes, abrazos, besos, mimos, caricias, hablar de la experiencia que acabáis de tener, acurrucarse o cualquier combinación de las anteriores. Se trata de una especie de ceremonia de clausura para asegurarse de que la experiencia ha sido totalmente segura, complaciente y consensuada por todas las partes. Un ejemplo sería que la persona top lleve aloe vera para la bottom después de una sesión de juego con cera.


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